Feminismo
El feminismo está mal visto. Hay hombres que lo ven como un ataque hacia ellos ―algunas, es cierto, se defienden atacando―, y también algunas mujeres ―yo misma― no nos sentimos representadas por las que levantan esa pancarta para reclamar cuotas, paridades y otros favores que, desde mi punto de vista, son una muestra más de paternalismo, un boomerang que se vuelve en contra de la propia mujer al quitarle valor a lo que consigue en. Siempre prevalece la duda de si está ahí porque lo vale o porque tocaba cumplir una cuota o se lo han puesto más fácil. Vamos, que no soy una feminista de libro y algunas de las cosas que se reivindican me parecen fuera de lugar, pero lucho como la que más, a mi manera.
Cine, moda y escritura
Quienes me conocen saben que me encanta el cine de los 40 y 50, las películas en blanco y negro de Mankievick y Cukor, las primeras en color de Elia Kazan, casi todas las de Ford, las comedias de Wilder… Crecí con ellas, y tal vez por eso me han calado. Cuando me preguntan en entrevistas cuales son mis antecedentes literarios, quienes han influido en mi estilo, me cuesta reconocer autores o corrientes concretos. Sin embargo soy consciente de la huella que ese tipo de cine ha dejado en mi forma de escribir: escribo visualizando en mi mente una película que cualquiera de ellos podría haber filmado. Creo que si no fuera por esas películas no habría escrito lo que escribí, o al menos aunque la historia fuera esa, lo habría hecho de otra manera, menos visual, menos rápida e intensa.