Marta Querol, escritora

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Trampantojo de Marina Lomar

Publicado por Marta Querol en Reseñas · 16/5/2019 22:03:51
Tags: ReseñasnovelaMarinaLomar
Reseña de la novela Trampantojo, de Marina Lomar.

La huella de una carta

Publicado por Marta Querol en Reseñas · 31/1/2019 20:48:24
Tags: ReseñasPlaneta
Reseña de la novela de Rosario Raro "La huella de una carta" realizada por Marta Querol para el programa Al Remat de Levante TV

Las óperas perdidas de Francesca Scotto, de Elena Casero

Publicado por Marta Querol en Reseñas · 3/1/2019 01:29:05
Tags: Elena_CaseroTalenturaLas_óperas_perdidas_de_Francesca_ScottoReseñas
Vídeo reseña literaria de Las óperas perdidas de Francesca Scotto, de Elena Casero, y resumen de los libros recomendados hasta la fecha.

Gracias Reyes Magos

Publicado por Marta Querol en Reflexiones · 5/1/2017 21:54:26
Tags: ReseñaslectoresReyesMagos
Siempre se ha dicho que el trabajo de escritor es solitario, y es cierto. Ya lo comenté hace tiempo en el blog. Es una actividad difícil de entender por quienes te rodean, te miran como si te hubieses vuelto un poco loca o ya no transitaras por este planeta como una simple mortal, aunque sigas siendo la misma que va a Mercadona, viaja en bus o se emociona con una puesta de sol. Te pasas horas, sin importar si es de día o de noche, sentada frente a la pantalla tratando de hilvanar frases e ideas que muchas veces te suenan extrañas o dudas que vayan a interesar a nadie. Aprietas las teclas con decisión y desconfianza, con amor y temor, con esperanza y desconsuelo. Y te lo tragas todo sin compartirlo. Te preguntas si lo leerá alguien, si gustará, si verá la luz o acabará durmiendo en una carpeta olvidada de tu portátil y, cuando por fin terminas y el texto te abandona para hacer su propia vida, la soledad es todavía mayor, inmensa. Y aprendes a no hablar de ello con nadie que no sea del gremio para evitar que te juzguen o piensen que vas de esto o de aquello. Es tu trabajo, pero no puedes hablar de él como lo hace una enfermera, una dependienta o una arquitecto. A veces resulta incómodo, pero te acostumbras a esa soledad que va más allá del momento de la creación literaria y mantienes tu faceta creativa escondida, como si te avergonzaras o fuera algo ilegal.
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