Ya lo dijo don Benito (Pérez Galdós)
El estado presente de nuestra cultura, incierto y un tanto enfermizo, con desalientos y suspicacias de enfermo de aprensión, nos impone la crítica afirmativa, consistente en hablar de lo que creemos bueno, guardándonos el juicio desfavorable de los errores, desaciertos y tonterías. Se ha ejercido tanto la crítica negativa en todos los órdenes, que por ella quizás hemos llegado a la insana costumbre de creernos un pueblo de estériles, absolutamente inepto para todo. Tanta crítica pesimista, tan porfiado regateo, y en muchos casos negación de las cualidades de nuestros contemporáneos, nos han traído a un estado de temblor y ansiedad continuos; nadie se atreve a dar un paso, por miedo de caerse.
LUL-5: Las opiniones negativas son las únicas reales
En esta última semana de agosto he leído mucho sobre reseñas y opiniones, uno de los temas más manidos en blogs literarios y otras especies, y en el que yo misma hice una breve incursión con «Lectores destroyer». Pero lo que me ha llamado la atención es la constatación de algo que me negaba a creer.
Autores en la penumbra soleada
Hace una semana leía en El País un precioso, incluso poético artículo de Winston Manrique ―”Escritores en penumbra”― y, siendo cierto lo que dice, a la vez no lo es, y trataré de explicarme. El artículo hablaba sobre los escritores que habiendo publicado con un nivel literario reconocido por la crítica y a veces incluso por el público, no han alcanzado la notoriedad y la fama de otros cuyos méritos no son mayores que los de aquellos. Pero habría que matizar que hasta en la penumbra hay clases, y cada uno ve la situación con una perspectiva distinta en función del lugar que le haya tocado en la sombra.