#WhereIWrite

Sé que hace mucho que no escribo en el blog, la vida se me lleva por delante por más buenas intenciones que tenga y propósitos me haga para frenar y embarcarme en el movimiento slow. Pero mañana es 23 de abril, sant Jordi, el día del libro y el aniversario de mi presentación pública ante la prensa como escritora y eso me ha empujado a salir de mi madriguera y volver al blog. Eso, y la iniciativa en la que he participado y cuento algo más abajo.

Desde entonces han pasado muchas cosas y no todas como me habría gustado. Firmé con una buena editorial, publiqué de nuevo El final del ave Fénix, salió en una edición preciosa Las guerras de Elena y terminé de escribir la tercera y última parte de esta extraña trilogía en que cada libro es una historia independiente y dependiente a la vez. Pero a veces da la sensación de que hay más autores que lectores y que, por más clubs de lectura a los que te inviten, el recorrido de los libros, salvo para unos cuantos autores escogidos, es corto.

Luego te enteras de que te leen en Irlanda, Alemania o en Estados Unidos, y que tu novela ha llegado a México, y parece que el camino se alarga y el horizonte es más amplio del que creías, más diáfano. Subes, bajas; confías en el futuro, desesperas; te planteas si vale la pena, tu corazón te dice que sí… Y así pasan los días en la montaña rusa de la edición, que no de la escritura, esperando tu momento.

Al final, lo importante, es escribir y no pensar en el resto de factores o partes de la cadena  que rodean el mundo literario, porque distraen. Y por eso, porque lo importante es disfrutar, escribir y el binomio escritor-lector, hace unos días participé en una divertida iniciativa a la que, sorprendentemente, me invitaron. Bajo el hashtag #WhereIWrite la red social Periscope junto a la editorial inglesa Hachette han pedido a autores de todo el mundo que muestren y cuenten dónde y cómo escriben, para acercar el trabajo del escritor, el oficio de escribir, a los lectores. Comenzaron solo autores anglosajones contando sus trucos, sus manías, sus rutinas, y mostrando el espacio privado de creación, su sancta sanctorum de la escritura, y luego lo han ampliado a autores de otros países. En España he sido la primera inconsciente en tirarme a la piscina aunque, como siempre me rodean hados traviesos, de momento no han podido subir el vídeo a la web en que están todos porque les ha llegado sin sonido y contar, como en aquellas liturgias literarias que organizaba El Cuaderno Rojo, mis pequeñas o grandes manías a la hora de escribir. Y como creo que puede resultar divertido y me parece una buena forma de celebrar este día del libro, lo traigo aquí. Me encantaría que pudierais hacerme preguntas sobre el tema pero no puedo abrir los comentarios por problemas con el Spam, pero los que me seguís en mi página oficial de Facebook, en Twitter o en Periscope podéis hacerlo por cualquiera de esas redes sociales sin ningún problema. Por cierto, aviso, la grabación se hizo y emitió en directo ―así funciona Periscope, no hay tomas falsas, ni cortes, ni repeticiones y con medios caseros ―hay que grabarlo con un iPhone―, así que ruego benevolencia. Espero que os guste (pincha en la foto).


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