Publicar (I)

¡Eureka, soy padre de un libro! Y ahora ¿qué?

De un tiempo a esta parte recibo frecuentes mensajes de autores noveles que me preguntan qué deben hacer con sus obras para llegar a publicar, cómo se consigue vender en Amazon
sobre este tema hay varios artículos en este blog en la Categoría «Mi experiencia en Amazon» y no me repetiré, consejos para presentarse a editoriales o agentes…
Y, aunque no me considero precisamente una experta en el tema, sí que he dado varias patadas y recibido más de una coz por lo que en este y futuros artículos voy a desgranar ese camino, desde mi experiencia, y las distintas posibilidades que tenemos, de la más tradicional hasta la autopublicación
algo que hace unos años era anatema y de lo que también escribí aquí en alguna de las Leyendas Urbano-Literarias: «Leyenda UL-4 Autopublicar es pecado».

Es evidente que uno de los problemas con los que se encuentra un aspirante a escritor cuando tiene su manuscrito acabado es qué hacer con él. Le entran las prisas por dar a conocer su obra, convencido de que ha escrito algo bueno. Bueno no, excepcional. Le quema en las manos y quiere entregarla lo antes posible a algún editor que descubrirá en ella la pieza que andaba buscando para completar su catálogo. ¡Corra, corra, que me la quitan de las manos!

Pues el primer consejo es frenar. Calma. Ármate de paciencia y de humildad.

Empezaré por algunas cosas que aunque parezcan de Perogrullo no todos los neófitos las tienen claras, al menos yo en su día no las tenía:

  • Antes de plantearte enviar nada deja reposar la obra un par de meses y vuelve a leerla. No tengas prisa.


  • Cuando la retomes, asegúrate de que en las primeras treinta páginas PASA ALGO. Vamos, que la historia empieza con garra y algo que enganche desde el inicio porque es posible que a las treinta páginas o menos abandonen la lectura si no hay miga, aunque seas la reencarnación de Nabokov o Dostoievsky y la historia completa sea una auténtica bomba.


  • A partir de aquí, corrige, revisa, corrige, revisa, corrige…  Dásela a leer a gente de confianza pero con criterio. No nos vale esa tía abuela caldosa que nos quiere con locura y todo lo que hacemos le parece excepcional. No es fácil encontrar un buen lector cero, alguien imparcial, con criterio, de confianza pero con el valor necesario para ser sincero, y con tiempo para dedicarte. Olvídate de enviársela a tu escritor favorito ahora con twitter y Facebook parecen el vecino del cuarto esperando que la lea y te apoye en su publicación. Los escritores disponen de poco tiempo y leen, cuando pueden, lo que necesitan leer por su trabajo o lo que les apetece. Además, sería imposible que leyeran todo lo que se les envía porque este consejo que doy son muchos los que no lo tienen en cuenta. ¿Mira que si me lee Muñoz Molina o Pérez-Reverte y dicen que soy un descubrimiento? La tentación es fuerte, pero mejor no pierdas el tiempo.


Una opción que cuesta dinero pero tiene muchas garantías y aporta valor añadido es contratar un lector profesional para que haga un informe de lectura. En los informes de lectura te señalan los puntos fuertes y las partes a mejorar o que presentan deficiencias, cosas a corregir de la trama, de los personajes, del tono, del estilo… No es una corrección, es un informe del fondo y la forma pero no te dirán cómo modificar el texto, sólo señalarán qué deberías replantearte.

Es sorprendente lo que puede aprenderse de un informe de lectura bien hecho y cómo se puede mejorar una novela si tienes la humildad suficiente para reconocer que tu trabajo no es perfecto. Seguramente no todo lo que te digan lo sigas, pero seguro que resuelves cosas y tu novela crece en calidad.


Volvemos al punto 3: corrige y revisa. Si has hecho modificaciones como consecuencia del informe o de las lecturas de amigos imparciales es posible que hayas metido algún dedín donde no toca, un corta y pega que se convirtió en copia y pega, una palabra que corriges y se queda la antigua mezclada con la nueva… Mil cosas.
También aquí el ojo ajeno suele ver más que el propio y hay empresas que corrigen por precios razonables (Codex Iuvenis, TeLos, Lector Cero, Las modernas…) y te garantizas un resultado perfecto.



  • Ya tenemos el contenido en condiciones de ser leído, pero no le hemos dado forma. Maqueta bien la obra para que la lectura sea cómoda aunque algunos te indicarán el formato en que enviársela; cada día es más frecuente que lean en digital, una letra que se lea bien, un interlineado que permita ver el texto limpio, pero no pierdas el tiempo en florituras como colorines, letras especiales, versalitas ni mezcles formatos de letras y tamaños. La sencillez gana.


  • Sea cual sea el medio de publicación elegido, registra tu novela antes de enviarla a ningún sitio. Puedes hacerlo en el registro de la propiedad intelectual que te corresponda; el coste es bajo.

Para hacerlo, ten en cuenta que te cuesta lo mismo registrar un relato de cinco páginas que una antología de relatos de doscientas. Así que si lo tuyo es la poesía, los cuentos, o los relatos, agrupa, haz un índice y regístralo todo junto.


Además hoy en día existen servicios en la red de registro gratuito y que son serios, como Safe Creative. Registra dónde y cómo quieras, pero registra.



Cuando tengas todo esto, estarás preparado para plantearte el envío a agencias o editoriales, o para publicarla tú mismo. No envíes el manuscrito a una agencia o editorial hasta que te lo soliciten expresamente.

¿Cómo lo hago? En una próxima entrada lo comentaré. Espero que esta haya sido útil.

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