Los lectores

Cuando un autor publica una obra siente el mismo vértigo que un actor cuando se levanta el telón: no sabe si al terminar su actuación recibirá ovaciones, indiferencia o abucheos. En el caso de los libros el retorno no es inmediato, como en un cine o un teatro. La obra sale, los lectores la compran y la leen cuando les apetece. A veces inmediatamente, a veces pasan semanas, meses, años. Y cuando terminan la lectura son pocos los que llegan a compartir con el autor o dejar constancia pública de sus impresiones. Hoy, con las redes sociales, es más fácil, pero incluso así son una minoría los que se animan a hacerlo.

Desde que salió Yo que tanto te quiero, la novela que cierra mi trilogía y la más ambiciosa de las tres ―por lo intenso de su contenido, por el cambio de punto de vista y de narrador, por su complejo enlace con las anteriores, por dotarla de entidad propia e independencia sin dejar de ser un puntal fundamental de la trilogía―, estoy con ese vértigo, con esa sensación de qué pasará, gustará, no gustará… Y poco a poco voy teniendo opiniones que quiero compartir con vosotros ya que es la única promoción que, junto con las presentaciones, puedo aspirar a tener al haber publicado en una editorial pequeña.


Por cierto, me han preguntado varias veces por qué lo he hecho y la respuesta no es sencilla. Lo ideal sería haber publicado con Ediciones B, ya que tiene los derechos de las novelas anteriores, pero por razones que no vienen al caso no ha sido posible. Tampoco ha sido posible recuperar los derechos, aunque lo he intentado, porque al parecer les interesa mantenerlos, y esto ha dejado a mi trilogía descabezada de cara a firmar con otras editoriales y a los lectores enfadados o, al menos, impacientes por el retraso. Ante esta situación la respuesta de las editoriales contactadas ha sido la misma, lo quieren todo o no quieren nada, por más que se les diga que cada obra, aunque forme parte de la trilogía, tiene entidad y consistencia propia y no depende del resto para ser entendida. El caso es que de seguir intentando firmar con alguna editorial potente podrían haber pasado años sin que la novela viera la luz y, para mí, lo más importante, lo primero, son los lectores y ellos me estaban reclamando la publicación de esta tercera parte. Es así de simple. No podía hacer esperar a los lectores un mínimo de dos años para leer la última parte. Y para poder hacerlo ahora tenía que salirme del circuito habitual. Y eso he hecho. El problema es la distribución, mucho más reducida, pero he intentado subsanarlo pudiendo vender yo mis libros desde mi página web sin gastos de envío y desde plataformas como Amazon para todo el mundo, pero el camino, aunque era el único posible, es difícil. A los lectores no les gusta pedir, sino encontrar, y mi novela no se encuentra si no se pide.

Por eso, habiendo dado este paso, es tan importante saber si se están cubriendo las expectativas generadas y, aunque es evidente que quienes me contactan es porque les gusta y a quienes no les gusta puede que se callen, el resultado está sobrepasando las ilusiones que yo pudiera tener. Os dejo algunas de las opiniones que me van llegando, la mayoría por privado, porque hoy por hoy es la única forma que tengo de hacer visible mi novela:

«Estoy llorando. Es absolutamente maravillosa. De un tirón. Nunca puedo dejar de leerte. Enhorabuena por esta preciosa novela que he vivido palabra a palabra. Qué buena eres.» C. Ll.

«Por tercera vez darte las gracias por tu gran obra… Consigues que desde la primera página a la última mantenga mi nariz pegada al libro sin dejar de pensar en él… Has conseguido que llore de risa (con la traducción errónea de los huevos del hospital) y que llore de pena (con el sentimiento mal entendido de amor de la madre). Que Dios te bendiga y pronto nos des una alegría con otra novela… Estoy deseando tener la siguiente en mis manos… Muchas gracias por tenerme en ascuas el tiempo que estoy leyendo. Siempre me sabrán a poco.» I. A.

«Pienso que es una suerte haber podido seguir de cerca la trilogía de Marta Querol Benèch (la recuerdo en su «liturgia» en Bibliocafé) Ahora que la he terminado de leer creo que puedo entender el esfuerzo invertido en ella; ha debido ser agotador en todos los sentidos pero el resultado es brillante. En mi opinión cada libro es mejor que el anterior y Yo que tanto te quiero supone el broche perfecto. En algún momento la protagonista decía que su vida calzaba zapatos pequeños: como escritora, Marta debe andar ya con las botas de siete leguas. Lectura imprescindible. Gracias Marta!!! »

«Me han encantado los tres libros, el primero (El final del ave Fénix) fue una sorpresa, no te conocía y lo compré en la librería por el fragmento de la contraportada; me atrapó la historia, que se desarrollase en Valencia, lo fácil de su lectura…, me dejó con ganas de más… El segundo (Las guerras de Elena) su protagonista terminó de cautivarme, y el último (Yo que tanto te quiero) ha sido el broche perfecto de la historia que has creado. Con la lectura de este he disfrutado mucho, tanto por la espera como por la época en la que se desarrolla, que también es la mía, y como te decía al principio, el final no decepciona, todo lo contrario. Enhorabuena Marta, espero que sigas escribiendo y así de bien. Un beso.» M.A. H.

«Quiero decirte que he empezado hoy a leer el libro y me parece absolutamente delicioso ver a través de los ojos de Lucia la realidad…el tono de tu escritura es una maravilla y el cambio de tercio de este tono todo un acierto, me divierto mucho mucho. Un beso» A. H.

«Ahora la que se ha quedado huérfana soy yo. ¿Qué puedo llenarme después de tu novela? Espectacular, Marta.» M.G.

Hay más, públicas y privadas, y no saben lo que supone para mí. A todos ellos les doy las gracias. Pero quiero pediros un favor, y quien me conoce sabe lo que me cuesta pedir. Toda ayuda es poca: si os gusta, decidlo, opinad, compartidlo, comentadlo. Mis lectores son la única bandera que puedo mostrar pero también son la mejor que puedo tener.

Un abrazo a todos y gracias.


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