México lindo

Las cosas nunca salen como uno imagina. Cuando decidí publicar con CERSA «Yo que tanto te quiero» quedaban algunas opciones abiertas y, como la esperanza es lo último que se pierde, en algún rinconcito de mi cerebro latía esa luz verde del sueño por cumplir. Como en España esa era la mejor opción firmé contrato con CERSA y me olvidé del resto. Al menos mis lectores españoles ya tenían la novela en sus manos.

Hace un par de semanas, mi agente literario ―Piluca Vega, de Página Tres―, me informaba, pletórica, de que por fin una de las editoriales que estaba valorando la novela había dado una respuesta favorable e íbamos a firmar contrato. No podía creerlo. Lo compartí entusiasmada con la gente cercana, con los que están en «my house» ―quien ha leído mi última novela sabe a qué me refiero―, e imaginé el momento de la firma del contrato. Recordaba las fotos de algunos amigos escritores inmortalizando la escena, con el documento sobre un mueble sobrio, una pluma de esas chulas, de las de antes, elegante, y una botella de whisky raro, de esos de marca solo para iniciados, todo de atrezzo glamouroso y sobrio. Yo también me haría una foto para la posteridad: firmaría con uno de mis bolígrafos de siempre, el Cross que me regalaron mis compañeros cuando cambié de trabajo, estaría monísima de la muerte y, en vez del whisky, me acompañaría una taza de infusión con el té chino de nombre también raro que me regaló mi siamesa, Marina Lomar, humeando.

Iba a firmar con una editorial extranjera, ¡qué menos!

Pero, como apuntaba al principio, a mí las cosas nunca me salen como imagino. La realidad fue bien distinta.

Lunes, 7:45 am. Sexta escasa
hora de sueño. Suena el telefonillo. Me levanto sobresaltada, con la legaña pegada y maldiciendo a quien sea que me ha robado una hora de descanso.
―¿Sí?
―¿Doña Marta Querol? Le traigo unos documentos para firmar.
(La madre que… ¡El contrato!)
―Sí, sí, suba. Enseguida le abro.

No puede ser, no puede ser, no puede ser. Me voy corriendo al baño a pasarme un cepillo. Me veo las ojeras de dormir poco. Por Dios, ponte algo encima que no vas a abrirle en pijama. ¡Un boli! ¿Dónde co… he puesto el boli?
La búsqueda resulta infructuosa.

Ding dong (La puerta)

Abro ―en batín―, despejada ya por los nervios y con las mismas ojeras,
pero al menos, con la cara limpia y las greñas en su sitio.

―Tome ―el joven parece que tenga el baile de san Vito―, lo firma y me lo devuelve.
―¿Tiene un boli? ―le pido en tono de disculpa, azorada― No encuentro ninguno.
―Sí, claro ―Me extiende un Bic cristal, escribe normal, un poco descascarillado y me meto en el baño para tener luz y dónde apoyarme, además de algo de intimidad, que firmar con el mensajero dando saltitos detrás me mete presión.

Lo leo por encima, comprobando que las correcciones que sugerí están todas aplicadas pero sin entretenerme y voy firmando, temblorosa, todas las hojas. No llevo ni diez ―me quedan casi el doble― y el mensajero llama a la puerta de mi cuarto.

―¡Oiga me llega su voz chillona a través de la puerta, que no puedo estar aquí toda la mañana! ¿Quiere darse prisa? No tiene que leerlo, solo firmarlo.

Salgo corriendo.

―Mire, son tres copias y tengo que firmar todas las hojas, ¿quiere dejarme tranquila? ―Estoy perdiendo los nervios. Hombre, tendré que leerlo digo yo.

Firmo las que me quedan con tan mal pulso que ni yo entiendo mi firma y por fin salgo, se lo entrego, me quita el boli y sale zumbando por la escalera.
No, no escribo chic-lit pero esto es digno de Bridget Jones.

Y al cerrar me acuerdo de la foto y del té de Marina Lomar y de mi boli de la suerte… ¡Y de que acabo de firmar con Ediciones B México! ¡¡¡Bieeeeeeeeeeeeeen!!!A la mierda la foto.

Pues eso, que en un par de meses estará la novela en México y otros países de Hispanoamérica, aunque haya firmado el contrato en pijama, con ojeras, apoyada en el lavabo y con un Bic hecho trizas. Ya me han enviado una primera propuesta de portada y empiezo a creer que sí, que soy escritora y que puedo llegar muy lejos.



Muchas gracias a todos los que habéis leído y comentado la novela en Amazon y redes sociales desde diciembre que salió. Estoy segura que vuestro empuje, opiniones y reseñas han ayudado a que este sueño se haga realidad.

Y claro, en breve volverá a estar la novela en digital.

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