No hay barreras – Agenda de junio

Hacía años que no estaba metida en una vorágine literaria como la que se me presenta este mes de junio y solo puedo decir que ¡me encanta! Clubs de lectura, firmas de libros, encuentros con lectores… No hay nada que me guste más que el contacto directo con los lectores.

Cambiar impresiones con ellos, saber cómo han recibido este cambio de temática… Ayer recibía un wasap de una escritora y lectora amiga, a la que admiro mucho, que me reconocía que le había costado entrar en la historia al principio por lo drástico del cambio.

Una novela sorprendente. Un juego entre lo real y lo irreal. Con cierto tinte de realismo mágico y que encierra una trama muy verídica del comportamiento humano.

No lo esperaba.

Reconozco que al principio, las primeras páginas, me costó un poco coger el hilo, quizás porque es muy diferente a lo anterior. Pero luego ha sido un disfrute.

Enhorabuena!!!!

Con la segunda edición en la calle, espero que la tercera no tarde en llegar, porque aunque mi movimiento promocional podemos decir que es modesto ―no me preguntes por qué, pero nunca llego a los grandes medios o a reseñas «oficiales» con mis novelas― confío en el apoyo de los lectores que me ha traído hasta aquí.

El mes empieza con el Club de Lectura del Colegio Helios. Ya tuve el gusto de compartir con ellos impresiones sobre El final del ave Fénix, mi primera novela, y también di una charla a estudiantes de la ESO sobre  el proceso de escritura y cómo afrontar esta vocación.

En el club compartimos una velada estupenda, llegaron al fondo de la historia y debatimos sobre temas de calado presentes en el libro. Espero que se repita la experiencia, esta vez con El infiltrado, que también tiene mucha miga.

Como conté en un artículo de Zenda hace mucho, la vida de los libros es corta. La gente me dice con frecuencia que no encuentra mis primeras novelas y lo cierto es que en las librerías es difícil. Se puede pedir, pero pocas lo tienen dado de alta en la edición actual y se limitarán a decir que está agotado. El infiltrado está llegando al ecuador de su vida pública. Es posible que después de verano empiece a desvanecerse, como un sueño, y sea difícil de encontrar. Muchos amigos me dicen aquello de ¡todavía no lo tengo! Algunos lo dicen por decir algo, hace tiempo que asumí que de estos son pocos los que lo dicen de corazón. A los que sí quieren leerlo, mejor no esperarse a que encontrar un ejemplar sea un milagro.

A veces me preguntan que hay que hacer para que acuda a un club de lectura. Es sencillo, contactad conmigo a través de mis redes sociales o de la web o con la editorial. Si el sitio dónde se reúnen no está lejos, acudo en persona, y si está lejos, el Zoom y similares se han convertido en herramientas cotidianas que nos permiten hacer reuniones a distancia y facilita mucho las cosas. Así pude hacer un club de lectura con Lugano, en Suiza, como si estuviéramos todos en un mismo sitio. Ya no hay barreras.

Espero que os animéis a acompañarme en alguno de estos eventos. Un abrazo.

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