De timos y frivolidades

En esta semana y a cuenta de una pequeña anécdota me he llevado dos disgustos tontos. Por un lado he sido consciente de que los años no pasan en balde, y por otro de lo fácil que es estafar a la gente.

Con la mejor voluntad del mundo y una inocencia pasmosa para la edad que ya tiene, mi hija me salió con que había encontrado en internet un remedio estupendo para las arrugas. Si, para esos surcos que te salen en la cara con el paso de los años y que a uno
―a mí en este caso le parece unas rayitas insignificantes y hasta con cierto encanto hasta que un comentario tonto te deja claro que urge ponerles remedio.

El producto se anunciaba como el último milagro antiarrugas de la ciencia, garantizando que en 15 días pasarías a tener una cara tersa como una manzana. Las fotos desde luego así lo atestiguaban aunque por fortuna el Photoshop era lo bastante burdo como para hacerse evidente. Y encima el producto te lo regalaban, gratis total, oiga, que estamos en crisis. Pero claro, en algún sitio tiene que estar el truco, y tanta generosidad se veía compensada con el pago «solo» de los gastos de transporte, que es con lo que ganan dinero por venderte a saber qué.

No hace mucho me intentaron colar el mismo timo pero por teléfono. Me hicieron una supuesta encuesta sobre hábitos de lectura que accedí a contestar, y por mi buena predisposición me regalaban unos tomos de unos libros valorados en más de 60€ creo recordar, y «solo tenía que pagar los gastos de envío». Cuando dije que no se molestaran en enviarme nada colgaron sin despedirse siquiera.
No sé por qué siempre tuve la idea de que había una legislación al respecto y que la publicidad engañosa era delito, pero lo cierto es que la venta de productos milagrosos es todo un negocio en ascensión, ya sea para adelgazar, dormir, guisar, o plancharte el plisado soleil de la cara, y pocas veces se oye que esas marcas que abusan de los complejos y la esperanza de muchas personas sean condenadas o los productos prohibidos.

Creo que a mi «asesora de imagen» le ha quedado claro que hay que tener cuidado con lo que se anuncia por internet y no creerse lo que cuentan, y a mí que estoy peor de lo que pensaba.

PD: La foto que menciono no es la que he puesto en la entrada, pero ¿a que es perfecta?

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