Adiós George, bienvenido 2017

Acaba una época, la mía. Es un tópico, pero se acaba. Me miro al espejo y sigo viendo a la jovencita que de madrugada saltaba por encima de los sofás bailando al ritmo de George Michael y su Faith, cansada de preparar un examen de econometría que, tenía claro, quedaría para septiembre. Pero, aunque mi percepción me engañe, benevolente, la realidad es otra. George Michael ya no está, se ha fugado al mundo de los invisibles y, aunque a veces sigo bailando por casa como si no me viera nadie a ritmo de canciones que no caducarán nunca, ya no puedo dejarme las obligaciones para septiembre y la familia me mira con condescendencia. Soy la «señora» a la que piden la hora, la escritora de la que no puede decirse que sea una «joven promesa», la que en este 2016 ha perdido a muchos de sus iconos de juventud.

Me he hecho mayor, a pesar mío.

H
a ocurrido por etapas aunque el mazazo de realidad lo he recibido este año con la muerte de muchos de mis referentes musicales. Cual abuela cebolleta, me escucho decir frases del tipo «veremos de aquí a veinte años qué cantantes o grupos siguen siendo actualidad».
Como si tener hijos, ver cómo crecen y vuelan solos, no fuera suficiente. Como si seguir en pie cuando tus padres se van no fuera suficiente. Como si cerrar el círculo de plantar un árbol, tener un hijo, volar en globo y escribir, no un libro, sino tres, no fuera suficiente. Ha sido ese Off en la radio de mi vida, en la música que llenó las páginas de mi última novela, la de los ochenta, la que me ha enfrentado al presente sin maquillaje. Los ochenta languidecen, se esfuman, desaparecen.
Dicen que Michael ha dejado tres álbumes inéditos, algunos con colaboraciones de otros genios de la música pop del siglo pasado. Como el otro Michael (Jackson), de quien se han publicado tras su muerte canciones escondidas. Tal vez uno de estos días vuelva a escuchar la voz de George en la radio y, como si el tiempo no pasara, comience a bailar y cantar sin importarme nada, como si pudiera dejarme los exámenes de la vida adulta para septiembre y mi reflejo en el espejo fuera el de hace años.

Este 2016 ha sido difícil, también muy dulce y hermoso, y me ha dado un baño de realidad sobre algunas personas que creía conocer y han terminado por sorprenderme. El 2017 va a ser, además de difícil, decisivo en muchas cosas.

El año que acaba me ha enseñado algo duro de asimilar: a veces la única solución a un problema es la más desagradable, la que implica sacar la artillería y ponerse el chaleco antibalas. También me ha enseñado que el amor ayuda a digerir con una sonrisa incluso esas situaciones que nunca pensé que llegarían. Pero nunca es tarde para aprender que ser duro también es un derecho; que, como decimos en valenciano, dos veces «bo» no es dos veces bueno sino «bobo», y hay que sacar el tridente. Como decía otra desaparecida de este luctuoso 2016, Zsa Zsa Gabor, cuya frase siempre me ha acompañado, un paso atrás solo para tomar impulso y yo ya estoy en pleno vuelo y con las municiones listas. Nunca es tarde para aprender y creo que hasta ese giro hacia el lado oscuro será para bien.

Sé que el 31 compartiré las uvas con parte de la gente que quiero ―físicamente, porque en mi corazón estarán todos―, bailaré sin pudor y entraré en el nuevo año más sabia, más fuerte, y habiendo descubierto que las mochilas pueden compartirse y que todos merecemos que nos cuiden. Sentiré que dejo atrás un año donde el poder de la amistad, mágico y curativo, ha brillado como nunca y confiaré en que tantos amigos con problemas como ahora mismo tengo saldrán de ellos lo mejor posible y yo estaré a su lado. Soñaré que mis proyectos literarios llegan a buen puerto y que seguiré teniendo mucho que agradecer a mis lectores, que tantas alegrías me han dado en 2016.

George Michael nos ha dejado, Bowie ya no canta, Cohen recita versos con voz profunda entre las nubes y yo me he hecho mayor. Pero la niña que llevo dentro se rebela y promete sorprenderse cada día con algo nuevo y guardar el tridente en cuanto cesen las batallas.

Bienvenido 2017 y Feliz Año a todos

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