27 Mar LUL- 6 Los escritores siempre van por libre
Hoy quiero presentar a los que no lo conozcan tres proyectos literarios muy diferentes que demuestran que en este mundillo de almas solitarias y con fama de mal avenidas se puede trabajar en armonía por el bien común y hacer grandes cosas que no sabemos adónde llegarán, pero por de pronto ya te dejan un gratísimo sabor de boca y mucho aprendido por el camino, además de buenos amigos.
El primer proyecto nace en mi tierra, en Valencia, se llama El Cuaderno Rojo (ECR) y empezó siendo un grupo de once miembros que superaron el rito iniciático de compartir los cursos de narrativa y novela histórica de dos escritores que dejan huella por su humanidad y altura personal, además de la literaria, como son Antonio Penadés y Santiago Posteguillo. A estos once locos, además de por escribir, les dio por organizar todo tipo de actividades literarias, desde mesas redondas a lo que llamaron «liturgias literarias» donde cada mes un autor desnudaba su método, rutina, manías, fuentes de inspiración… en fin, sus secretos confesables e inconfesables en cuanto a su labor creativa. Y para abrir fuego, uno de los once, Sebastián Roa, inició estas reuniones con transparencia, humor, sinceridad y mucha generosidad. Lo asombroso es que no se encerraron en su grupo, sino que contagiaron su entusiasmo a cualquiera con quien coincidían en su sede oficial, Bibliocafé, o incluso en el grupo creado en FB de los que hemos pasado por los talleres realizados en L’Iber por Antonio Penadés.
Su generosidad fue correspondida, cada vez éramos más los participantes, los colaboradores, los fans incluso, y tanto apoyo externo los llevo a abrir el grupo e integrarnos a muchos más, pudiendo decir hoy con orgullo que yo también soy y me siento cuadernópata (que las dos cosas no son lo mismo). Fruto de ello es el libro de relatos que han editado y que presentaron recientemente arropados por muchísimos amigos, Once monstruos por EnCaRgo, al que espero destripar estas Pascuas. Y lo mejor es todo lo que queda por llegar. Sin malos rollos, sin envidias, sin zancadilla. Eso existe, puede hacerse, palabrita.
El segundo proyecto nace en Facebook de la mano de Blanca Miosi de la que hablé en la entrada anterior, con la idea de apoyar y sacar del anonimato a los autores independientes o que en algún momento lo fueron, aprovechando las sinergias del grupo.
Creó un grupo solo para autores Kindle/Indie, una iniciativa inteligente y voluntaria, donde los que hemos querido participar hemos aprendido como mejorar nuestras portadas, cómo debe ser una sinopsis, se han dado ánimos y apoyo mutuo y se ha trabajado para mejorar la calidad de las obras en general y crear una conciencia de buen hacer, de buen trabajo, en la edición digital. Cada uno aporta lo que puede, lo que sabe, en una cadena de favores donde unos y otros van haciendo visible la obra de los compañeros y resolviendo dudas de todo tipo. Cuando la gente se junta para trabajar la energía fluye, y varios proyectos concretos han surgido de ahí, como las entrevistas que Freddy Piedrahita, comunicador colombiano residente en San Francisco, realiza todos los martes y jueves a las 8 pm hora española, 12 am hora del Pacífico. Entrevistas que me recuerdan en parte a las liturgias que mencionaba antes, porque cada autor habla de su método, de sus inicios, de su inspiración, del propio grupo y de sus obras, y en las que yo estoy disfrutando muchísimo. Con la misma buena voluntad reinante, Mercedes Gallego edita cada entrevista con fotografías relacionadas con los autores y las sube a youtube para que además de escucharlos, los veas y estén más accesibles. ¿Por qué? Porque sí, porque quiere, porque le nace, porque es una mujer estupenda.
Las otras dos iniciativas que han surgido vienen de la mano de los hermanos Pol, Joana y Biel, desde la fan page Demonios en Formentera de Facebook ―con más de 36.000 seguidores― y la revista Inmediatika ―no la conocía, pero es fantástica―, cediendo su espacio a las obras de este grupo de autores invisibles para otros circuitos mediáticos. En esta entrada de su blog Blanca lo explica con más detalle.
Si piensas que Blanca lleva mucho tiempo siendo número uno en amazon.com con alguna de sus novelas, y casi todas las tiene bien situadas, es evidente que no es ella quien necesita ese apoyo, aunque por supuesto la ayude a mantenerse. Y jamás le he visto pedir nada a nadie, salvo correspondencia en su esfuerzo por promocionar a otros. Son muchos más los beneficiados que de otra forma no podrían sacar la cabeza del agua cada vez más profunda y concurrida de Amazon, donde las editoriales han llegado con fuerza.
La tercera iniciativa es la de Generación Bibliocafé. De esta tengo muy poquita información sobre cómo surgió y todavía no me explico cómo he aterrizado en ella. De nuevo un grupo de autores residentes en Valencia decidieron un buen día unirse bajo el influjo de ese sitio especial ―Bibliocafé― y hacer algo juntos. Ya han sacado varias antologías de relatos que siempre giran alrededor de un tema. El año pasado Fuensanta Niñirola ―alias Ariodante en las RRSS― ya me propuso participar, pero me fue imposible. Y este año aparecí en la lista de correo de Mauro Guillén ―imagino que por aquella invitación de Fuensanta― y de nuevo me invitaron a aportar una historia a «Una maleta llena de relatos». Miedo me da, porque los relatos no son lo mío. Pero es bonito participar en cosas así, y ayudar en lo poquito que puede.
¿Y qué tiene esto de especial? Pues que es otra cadena de favores. Unos escribimos, ayudamos a dar a conocer el proyecto, otros han corregido los textos, Mauro está haciendo una labor impresionante para ilustrar cada relato, para crear unos vídeos maravillosos, y en definitiva, de nuevo, eso que parecía no existir o al menos era poco frecuente en el mundo literario: la colaboración, el compañerismo, el velar por el bien común y dejar la rivalidad a un lado.
Seguro que hay muchas acciones más, no hace mucho presentaba la nueva revista literaria Quiero Escribir de la que pronto saldrá el segundo número, y varios foros hacen revistas gratuitas con una calidad tanto en la forma como en los contenidos que nada tienen que envidiar a otras de pago. Y es que querer es poder.
Por supuesto, hay gente que rema en la dirección contraria, que vive de la crítica despiadada al colega, de atacar desde el anonimato y que su propia incapacidad para construir les lleva a ser escépticos con la buena voluntad de otros y atacarla con saña. En el pecado llevan la penitencia. Como puede verse, son muchos más los que construyen que los que destruyen, y yo me siento feliz y agradecida de haberme encontrado con todos estos arquitectos de futuro en mi camino.
Felices Pascuas a todos, y aprovechad para leer.
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