La «Generación Kindle» llega a Sant Jordi. Crónica de un sueño.

Bajo este nombre genérico nos han agrupado a un conjunto de escritores que con mucha ilusión, y poco o nada que perder, nos lanzamos a la aventura de subir nuestros libros a Amazon esperando que nuestras obras llegaran a los lectores. Tras varios meses en la Red y habiendo hecho lo que estaba en nuestra mano, las obras de algunos fueron subiendo en la lista más famosa de libros electrónicos hasta colocarse en los primeros puestos. Y el fruto de ese trabajo ha culminado en el fichaje de varios de esos autores por parte de B de Books.
Yo he sido una de las afortunadas, y si bien en un principio parecía que el interés principal era hacerse con los derechos de «El final del ave Fénix», tras dos semanas en el nº1 y más de 80 días en el TOP100, la editorial aceptó leer mi segundo manuscrito y me incluyó en un lanzamiento precioso, el de la publicación de seis obras inéditas para Sant Jordi, a un precio especial como guiño de la editorial a todos los lectores de ebooks. Cinco fueron las novelas elegidas ―«Es por ti» de Ana Iturgáiz, «La última portada» de Blanca Miosi, «Los ojos del escritor» de Esteban Navarro, «Devotio. Los enemigos de César» de Gabriel Castelló y «Las guerras de Elena», mi segunda novela―, además de la antología de relatos «La levedad del ser» de Antonia Corrales.


Esta sorpresa, desvelada hace aproximadamente una semana, vino acompañada de otra, y es que Amazon había decidido invitarnos a un grupo de autores superventas a una mesa redonda en Barcelona, con más de veinte medios de comunicación acreditados. Los autores fuimos Antonia Corrales, Bruno Nievas, Esteban Navarro, Ignacio Carrión y una servidora.

¿Alguien puede imaginarse la impresión que supone pasar de luchar por asomar la cabeza, a verte en una mesa redonda patrocinada por Amazon, con el soporte de B de Books y la prensa especializada enfrente? Es difícil describirlo con palabras pero lo intentaré.
Los nervios comenzaron mucho antes del viaje. He pasado por muchas situaciones emocionantes en esta vida y a veces crees que ya no te quedan más por vivir, salvo los acontecimientos relacionados con los hijos; pero no es así. La noticia me hizo llorar de emoción y sentirme inmensamente feliz, porque ese viaje no era una lotería, era la consecuencia del trabajo y el tesón, aunque también la suerte y estar en el momento y el lugar oportuno jugaran su papel. Iba a ser mi presentación oficial, la puesta de largo, en un día tan señalado como Sant Jordi y en una ciudad tan literaria como Barcelona.
No solo esas eran las emociones que me esperaban. También la de conocer a Antonia Corrales, compañera, amiga, escritora genial. Alguien con quien había hablado mucho por la red, incluso por teléfono, pero a quien no le había podido dar aún el abrazo inmenso que le debía. También me ilusionaba conocer a otros autores de la denominada GK con los que había tenido menos trato, y a todo el equipo de B de Books; pero para qué mentir, lo de Antonia para mí era muy especial, y no en vano la cito en los agradecimientos de mi novela.

Me hice el equipaje con cariño y el domingo aún pasé la mañana trabajando, ultimando la nueva web de «Las guerras de Elena» y escribiendo la entrada del blog. Pero a las 15:40, como un clavo, estábamos toda la familia en la estación. Muy emocionada debieron de verme para acompañarme todos, porque en casa a esta locura mía (creo que no lo ven de otra forma), no le dan demasiada importancia y lo mismo tiene que me entrevisten para televisión, a que compre calabacines en el mercado.


Me despedí nerviosa y me apresuré con mi billete al mostrador. Primer síntoma de los nervios: la cola en la que me planté era la del AVE a Madrid, y no la del Euromed a Barcelona, pero el lector de código de barras se chivó a tiempo. El viaje se me hizo corto a pesar de las ganas de llegar. Es lo que tiene ir leyendo, en este caso los relatos del concurso convocado por L’Iber, en el que formo parte del jurado. Mis compañeros mientras tanto, más tempraneros que yo, estaban en una fiesta de RTVE en la terraza de la Casa Fuster, la mar de entretenidos rodeados de escritores y personajes conocidos, desde Lucía Etxeberría hasta Mario Vaquerizo. Pero me vino bien llegar con algo de tiempo al hotel para sacar la ropa de la maleta, refrescarme un poco y hacer «Oooommmmm» durante un buen rato para no llegar nerviosa.


Como me gusta ser puntual, a las 20:20 estaba en la recepción del hotel mirando a todos lados a ver si los veía, nerviosa cual novia en su primera cita, pero nada, no había nadie. Normal: no habíamos quedado allí sino en el hotel Meridien donde al día siguiente se celebraría la mesa redonda. Segunda «querolada» del día.
Por fortuna me llamó Lucía Luengo, mi editora, para preguntarme por dónde andaba y se deshizo el entuerto. En dos minutos me planté allí, con el corazón desbocado al ser consciente de que iba a conocerlos a todos en persona. Mi primer abrazo fue para Antonia. Abrazo de hermana, de amiga, ¡abrazo de oso! Porque a la pobre casi la parto en dos, ante la mirada atónita de mis compañeros. Y cuando me repuse de la emoción saludé al resto de autores que ya habían llegado, Esteban y Bruno, y al equipo de B de Books. A primera vista, gente joven, ilusionada y transmitiendo mucha confianza y buen rollo.
Nos reunimos con Koro Castellano, directora de la Tienda Kindle de Amazon España. Y se repitió la impresión: amabilidad, buen hacer, competencia, profesionalidad, capacidad de trabajo y muy buen rollo. Todo estaba organizado al milímetro. La sesión matutina comenzaría con la intervención de los pesos pesados de Amazon, venidos para la ocasión: Gordon Willoughby, director de la Tienda Kindle para Europa, y  François Nuyts director General de Amazon España, junto a la anfitriona, Koro Castellano.


La propia Koro nos explicó como se desarrollaría la mesa redonda al día siguiente, dónde nos sentaríamos cada uno, nos presentó al resto del equipo de Amazon y a Ismael Nafría (periodista de la Vanguardia y director de innovación digital del grupo Godó), encargado de moderar la mesa redonda. Y como quien no quiere la cosa nos pusimos a hablar de libros, edición digital, mercado literario, Amazon, Kindle… como si nos conociéramos de toda la vida. Fue una forma sencilla y cómoda de tomar contacto y centrar los temas fundamentales para el día siguiente. Con los deberes hechos, nos fuimos a cenar a Pacomeralgo (C/Muntaner 171). Como diría Jesulín, im-presionante. La comida estupenda, tapeo de calidad, y el trato atento y familiar. Siento no saber el nombre del camarero, buen profesional, simpático donde los haya, y con la santa paciencia de sacarnos todas las fotos que le pedimos con todo tipo de dispositivos: Iphone, Ipads, cámaras varias…

La cena sirvió para conocernos mejor. Bruno Nievas parece mucho más joven de lo que es. Tiene una habilidad con el Iphone asombrosa, aún no habíamos dicho «a» y ya lo había subido a Twitter. Es un hombre tranquilo, afable, cargado de ilusión y que contagia bienestar. Es fácil sentirse cómodo a su lado. Con Esteban ya había intercambiado algunos comentarios en FB y era como lo imaginaba, grande, fuerte, vehemente y con sentido del humor. Y Antonia, pues es Antonia, irrepetible, decidida, campechana, con una personalidad arrolladora y un corazón que se le sale del pecho. Con Sarah Lark, superventas incontestable, que también compartió mesa con nosotros, hablé menos por la distancia, pero tiene una risa contagiosa. Al resto de los asistentes no los menciono por no estar en el plano público, pero las sensaciones fueron similares y se confirmó la primera impresión: MUY BUENA GENTE. 

El día acabó pronto, pero no me pude dormir hasta casi las dos. A las ocho menos cuarto me despertaba y, como si me hubiera visto, a las ocho me llamaba Antonia que ya estaba lista para desayunar y comerse el mundo. Un «motoret», como decimos en mi tierra.
Bien desayunados y de buen humor partimos en dos taxis hacia el hotel Meridien. Ya estaba todo preparado. Veintitrés medios convocados, unas treinta personas provistas con sus ordenadores, se disponían en semicírculo para escuchar. Tras unas palabras de los representantes de Amazon en las que destacaron que la evolución del portal en España estaba siendo más rápida de lo esperado y en línea con la que se había seguido en otros países, comentaron que el número de títulos en castellano se había incrementado de 22.000 a 33.000 desde el lanzamiento de amazon.es y el papel que los autores KDP (Kindle Direct Publishing) estaban jugando en ese aspecto. Los periodistas preguntaron por el tema precios y Koro capeó el temporal con arte sin echar leña al fuego, pero admitiendo que en el caso de las novedades estaban negociando con las editoriales para convencerles de lo conveniente de cambiar de política de precios, de forma que la diferencia entre las ediciones de papel y las digitales fuera significativa también en las novedades.

Tras unas preguntas más, nos cedieron el turno y pasamos a ocupar los asientos que hasta segundos antes ocupaban ellos. Al grupo se había unido también Ignacio Carrión, otro autor llegado a la Generación Kindle por una vía diferente al resto, periodista y escritor de gran experiencia y prestigio, hombre culto al que daba gusto escuchar y, como pude comprobar en el tren de vuelta, leer.
Nos presentamos cada uno en un par de minutos, explicando cual era nuestra procedencia, por qué escribíamos y cómo y por qué habíamos recurrido a KDP, y a partir de ahí Ismael fue haciendo preguntas que contestamos unos u otros en una conversación distendida. Tras el debate se inició una nueva ronda de preguntas por parte de los periodistas asistentes, e incluso una vez finalizada la mesa redonda nos fueron entrevistando por separado, y familiarizándose con el nuevo Kindle touch que presentaba Amazon.

El resumen de las ideas que se vertieron quiero detallarlo en una segunda entrada de esta crónica, porque creo que fue lo bastante interesante como para dedicarle un monográfico, sin distracciones lúdico-festivas; espero acordarme de todo. Aun así, esta ha sido la entrada más larga de mi blog, pero la ocasión lo merecía.


La jornada finalizó con otra estupenda comida junto a todo el equipo de Ediciones B y B de Books desplazados a Barcelona con ocasión de la Feria del Libro, y los escritores y gente famosa que estuvieron firmando ese día, entre los que se encontraban la ya mencionada Sarah Lark (autora de «La canción de los maoríes» o «En el país de la nube blanca»), Luis Racionero, mi admiradísimo Ibáñez (¿hace falta decir quién es?), Coia Valls, Javier Sardá, Dani el Rojo (con curiosa anécdota y foto para la historia: poli y antiguo caco, que ejercieron sus «profesiones» en Barcelona en la misma época, unidos ahora por las letras) y muchos más que la longitud de la mesa y la escasez de luz no me permitieron reconocer.

Volví hacia la estación flotando en una nube, feliz, esperanzada, agradecida a los lectores, a Amazon y a B de Books, y con más ganas de escribir que nunca. Compartí vagón con Ignacio Carrión, y aprovechamos para intercambiarnos los Kindle y leer nuestras respectivas novelas. Genial la prosa de Ignacio, quedé tan intrigada con el texto de «Tomates para mi viejo» que no me queda otro remedio que terminar de leerla. Ya sabes, con un click.

 

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