31 Oct Donaciones, bulos y Amancio Ortega
Como hacía mucho que no me metía en berenjenales no literarios, me he dicho: este es un buen tema. Y es que llevo días haciéndome cruces de lo ignorante que es la gente (lo siento por aquellos que se den por aludidos) y la bilis que algunos (siempre en genérico, entiéndase en todas sus variantes «alguno/a/os/as») almacenan a consecuencia, muy probablemente, de la envidia y de un puntito (o un muchito) de mezquindad.
Don Amancio Ortega, al que no tengo el gusto de conocer pero con quien reconozco que me encantaría tener una conversación tranquila para hablar de muchas cosas, tuvo la feliz idea de donar 20 millones de euros a Cáritas, y al poco tiempo, para terminar de cavar su propia tumba, hizo lo propio con otros 46 millones de euros donados con fines sociales. Lo pondré en números que creo que la cifra luce más: 66.000.000€ equivalentes a 10.981.476.000 ptas. Calderilla, dicen.
Y hete aquí que muchos empezaron a despotricar contra la iniciativa de este hombre; alguna conocida, en twitter, con auténtica saña, dando a entender que gana más dando ese dinero que quedándoselo en el bolsillo, tachándolo de campaña de marketing baratera, y transmutando la filantropía en interés y malas artes de un tiburón capitalista. No creo que a él le importe lo más mínimo las tonterías que se han dicho, consciente de que el reproche no es tanto a que dé ese capital sino a que haya conseguido tamaña cantidad de dinero como para poder dar esa cifra sin que le tiemble el pulso. Y, aunque apostaría que Amancio Ortega no es un santo ―es difícil ganar tanto dinero siéndolo―, no será este uno de sus pecados.
Es más, sería muy deseable que este ataque de interés capitalista y desalmado cunda entre la clase empresarial patria y pronto veamos a cortingleses, mercadonas, enehaches, aceeses, ferroviales y resto de monstruos económicos hispanos, incluso extranjeros, haciéndose publicidad a base de donar millones a Cáritas, Cruz Roja o cualquier organización fiable con fines sociales, en vez de contarme milongas porque yo lo valgo. Me importará poco si lo hacen por egoísmo, lavado de imagen, remordimientos o interés de cualquier tipo. Imagino que tampoco le importará a los cientos de miles de familias que comerán caliente o llegarán a final de mes gracias a esas donaciones. También es posible que muchos ya lo estén haciendo y no lo sepamos, vete a saber.
Pero además, es que hay mucha confusión (por decirlo finamente) con lo que se gana o no con las deducciones por donación, lo que me hace sospechar que los que tanto critican no han donado un chavo en su vida. Es evidente que el estado «pierde» lo que deja de recaudar, pero la idea es incentivar conductas que suponen un bien para la sociedad y que a la larga redundan en un beneficio común. Ahora, ¿y el que dona? ¿Gana más que si no lo hiciera? Pues no, la deducción fiscal nunca supera a lo donado. Ergo: con la donación nunca se gana dinero, salvo cuando se trata de chorizos que se donan el dinero a sí mismos, que haberlos haylos aunque no es este el caso.
Para que se vea más claro, hagamos unos sencillos ejercicios matemáticos. Imaginemos que el señor Ortega gana 100€ (para complicarlo añádanle los ceros que se quieran).
Si no da un euro y tributa al tipo general la cosa queda así:
Gana 100 Tributa 35 Se embolsa: 65
Ahora supongamos que hace la donación, y que el tipo es el general del 35{19d92153dfb98e74191b8f903c3be878fdc326dc3ae1df978264d2f2feca73e2}
Gana 100 Tributa 35 Se deduce 35 Neto 100 Dona 100 Se embolsa 0
Y ahora, un último esfuerzo. Qué pasaría si NO hubiera deducción:
Gana: 100 Tributa: 35 Se deduce: 0 Neto: 65
Así las cosas, tiene dos opciones:
a) O dona solo 65 (en perjuicio del donatario que perdería esos 35)
b) O si dona 100 como era su intención, acabará pagando 135. Donar le cuesta más dinero del que daría.
Resumiendo, estas cosas no se hacen para ganar dinero. En cuanto a la fama, el prestigio, el «lavado de imagen»… si lo fuera, como dije al principio, sería una estupenda forma, mucho más provechosa para todos que tanto anuncio estúpido. Pero además, según leí en la prensa, la primera información, la de los 20 millones de euros, no la difundió él sino la propia Cáritas, imagino que como gesto de agradecimiento, y de paso para ver si se apuntan otros. De la segunda donación no lo tengo tan claro, pero nunca fue un hombre de alardes, ni de salir en prensa, ni de contar o fardar de nada, ni bueno ni malo ―vamos, que no parece español―, y si lo hubiera hecho estaría en su derecho.
Yo solo puedo aplaudir gestos como este en unos tiempos en que las dificultades propias pueden impedir valorar las ajenas y mermar la capacidad de ayuda que todos, en mayor o menor medida, tenemos, exacerbando los instintos amarrategui. Pero si le quitamos ceros, seguro que muchos de nosotros algo podemos hacer, aunque no se entere nadie más que nuestra conciencia.
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