A todos los dklett

Alguien llamado dklett estuvo ayer subiendo Las guerras de Elena a todas las páginas de descarga ilegal que conoce. No es algo nuevo, he perdido la cuenta de las páginas de este tipo en que están mis novelas y en muchas de ellas me he registrado para pedir humildemente que las retiraran. De hecho, en las páginas dónde las subió también estaban las otras dos.


Entiendo que le gustó y por eso la comparte con tanto ahínco, pero no se imagina como duele ver que alguien respeta tan poco tu trabajo y tu carrera, que se la trae floja si te causa un problema o no. ¿Unos no tienen cuentas en Panamá? Pues a estos no les da pa’ tanto y se conforman con piratear al prójimo.

Escribir Las guerras de Elena, El final del ave Fénixy Yo que tanto te quiero me llevó casi diez años de trabajo, muchísimos sinsabores, un calvario para llegar a publicarlas no voy a volver a repetirlo porque ya está en otros artículos del blog y en la web de cada novela, de todo. Sigo luchando por abrirme camino en un mundo, el literario, cerrado como pocos a los anónimos ―mi caso, porque como bien cuenta Juan José Millás hoy en El País aquí le publican a todo famoso que pulse una tecla; un mundo en el que te miden esto sí, como en todos los sectorespor lo que vendes. Y novela pirateada, novela no comprada.

Mis novelas pueden comprarse en digital por 1,89€ repito, 1,89€― las dos primeras y por 2,99€ la que acaba de salir, ¿de verdad alguien con ganas de leer no puede pagar eso? ¿De verdad leer es caro? ¿De verdad pirateas porque no puedes hacer otra cosa? Me cuesta creerlo. Ya sé que dicen que si no te piratearan no te leerían, así que no pierdes nada y ganas un lector. ¿De verdad no te leerían? ¿Por qué se la descargan, entonces? Yo no soy Matilde Asensi, ni Julia Navarro, ni Ken Follet. A mí me conocen los que alguien les ha comentado que ha leído algo mío y le ha gustado. No salgo en ningún programa de la tele hablando de mis libros, ni me entrevistan en radio cadenas nacionales, ni encontrarás reseñas de mis novelas en la prensa especializada. Si me descargas es porque alguien te habló bien de mi libro o viste una reseña en algún blog perdido en la red que te gustó y quieres leerlo.


Diez años después de empezar esta aventura son muchos los momentos en que pienso que no vale la pena seguir intentándolo ―me refiero a publicar, no a escribir―, es demasiado esfuerzo, demasiados sinsabores, demasiadas páginas pirata y demasiada gente diciendo (sic): «yo ya no pago nunca por un libro». Cuando amaneces, como hoy, con ganas de escribir ―me he pasado la noche soñando con el desarrollo de la novela que llevo entre manos― y ves, nada más encender el ordenador, que alguien está subiendo a cascoporro, que dirían en Master Chef, los enlaces de descarga de tus novelas, se me cae la ilusión a los pies y me pregunto para qué todo esto.

Entonces recuerdo a todos los que me contactan y me empujan a que siga escribiendo, a esos lectores que sí respetan tu trabajo, a los que me escriben desesperados porque les cuesta encontrar las novelas en papel y me preguntan dónde encontrarlas como si me conocieran de toda la vida, y me mentalizo a que esto es así y no va a cambiar, y me digo que es mejor no pensar y seguir adelante. Pero cuesta, vaya si cuesta.

PD: Mientras escribía esta entrada me han llegado 7 alertas más de mis novelas subidas a páginas de descarga.

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