22 Ago Verano de cal y arena
Como comenté a finales de julio, estoy a la espera de una noticia de la que no quiero dar detalles hasta que se concrete. Tiene que ver con la trilogía, claro. La saga de los Lamarc sigue dándome alegrías ―o eso espero, que todavía no es definitivo―. Con esta saga han pasado cosas extrañísimas, algunas casi milagrosas, que la han mantenido a la venta más de diez años. Algo infrecuente para una autora como yo, poco conocida.
Me encantaría tenerlo claro ya, pero, mientras se concreta su futuro próximo, en septiembre contaré completa una historia ―algunos me han dicho que la amplíe hasta hacer una novela; tal vez lo haga, aunque me ha dado para cinco artículos en #Zenda y poco queda por contar―, que muestra las vicisitudes que he tenido que superar con estos libros.
Entre las cosas extrañas recientes, está la continua aparición-
Para terminar de arreglarlo, en la tienda de Valencia sí las tienen todas, pero: a) cuando se acaben imagino que no podrán pedir más; b) a quien va a comprarlas le dicen que no las tienen, aunque sí las tienen. He tenido que enviar esta foto a un amigo para que quien le atendía encontrara los libros que según él no tenía.
Lo están poniendo muy difícil. En esta ocasion porque quien iba a comprarlo me conocía y me escribió, pero ¿cuántos habrán preguntado y se habrán llevado otro libro ante esa respuesta?
Son las últimas unidades, quedan muy poquitas y, como digo, hasta que no se concreten las novedades, no habrá reediciones. Casi me alegro porque descansaré.
Breverías me está dando muchas alegrías, ya ha llegado a México, Estados Unidos, a Alemania y a Italia. Pero lo que más me ha motivado en estos últimos tiempos ha sido la opinión de algunos lectores a los que considero muy exigentes sobre las novelas. Lectores difíciles, de los que no miran solo la historia. A uno de ellos lo admiro mucho como escritor, y su bendición a Yo, que tanto te quiero ha sido una gran palmada en la espalda para el final de la trilogía. Todas las opiniones son valiosas, y están siendo muy buenas ―nunca había tenido unanimidad en la valoración de una novela, y con esta en Amazon me ha pasado y en Goodreads, sin ser unánime, son todas muy positivas (corrijo: desde que escribí el artículo me han puesto una estrella en Goodreads, pero es alguien muy divertido de quien hablaré otro día)―, pero cuando la hace un profesional experto tiene un matiz adicional. La otra es de un lector tremendamente crítico, que también escribe, y que conoce bien el entorno sociocultural en el que se desarrolla la trilogía. Lo único que me ha dado qué pensar es que los dos parecían «sorprendidos» de que les hubiera gustado tanto. Es algo que viene sorprendiéndome a mí desde que empecé a publicar: que los conocidos se sorprendan de que les guste lo que escribo.
Para no aburrirme, me hackearon el blog, o el servidor, o vete a saber qué, y he estado casi dos semanas sin poder subir nada, con el servidor bloqueado y correos de spam entrando en avalancha. Parece que ya está solucionado.
El mes, a pesar de estar resolviendo entuertos, ha sido productivo en distintos aspectos. Incluso el escritoril. He retomado mi quinta novela ―ya sé, ya sé, a ver qué pasa con la cuarta― no sé si empujada por los ánimos, por la lejanía de los problemas que volverán en septiembre o porque el ambiente es propicio. Hasta hoy he escrito unas treinta mil palabras y, dado que no va a ser larga, supone más o menos mitad.
Por cerrar el apartado de noticias, tengo dos confirmadas.
La primera es la presentación de Breverías, el 25 de septiembre en el Corte Inglés. Como siempre la entrada es libre hasta completar aforo. Me acompañarán dos grandísimos escritores que, además, no dejan indiferente con sus intervenciones.
Quienes ya lo habéis comprado y me habéis preguntado cómo tenerlo firmado, ese día será el más fácil.
Y la segunda noticia es que está confirmada la asistencia de Marina Lomar y yo misma a la London Spanish Book & Zine Fair, un evento que se celebrará los próximos 4 y 5 de octubre en Londres y que reunirá en la capital británica a autores, lectores y editores de libros en español. Daremos una charla mano a mano sobre el papel de la mujer en la literatura en el siglo XXI y además estaremos presentes con nuestros libros.
También nos esperan varios clubs de lectura ―lo digo en plural porque es gracias a Marina Lomar y ella abrirá el melón― para ir a comentar nuestras novelas este otoño.
Ha sido un verano lector y en Goodreads están las reseñas. La última, Enemigos de Esparta . En una próxima entrada la reseñaré aquí.
Anticipo ya que me ha encantado, por si alguien quiere aprovechar lo que queda de verano para leer un libro de los gordos, que luego en invierno para algunos es más complicado.
La oferta a menos de un euro se mantendrá hasta que confirme las novedades. Sé que muchos se las descargaron cuando las puse gratis (hubo más de mil descargas), ojalá la hayan leído, pero ya avisé que era la última vez. Siempre han estado a un precio razonable, sobre todo si se comparan con otros libros de características similares. Eso no ha impedido que los pirateen (incluso amigos y conocidos). Ahora están a 0,99€ y si se compran en papel el digital es gratis. No hay excusas para el pirateo. Pero ahí está.
Así que el verano ha sido positivo, intenso y creativo, y el otoño, espero, mejor. Solo pido que los nubarrones que me han perseguido estos últimos cuatro años se dispersen. O que descarguen de golpe y me dejen tranquila de una vez. Lo que sea, rapidito.
Espero que también hayáis pasado unas buenas vacaciones.
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