Menudo 2019

Menudo rollo hacer balance. Pero siempre me viene bien para darme cuenta de que las cosas han ido mejor de lo que creía. No sé qué tiene lo negativo que se encarama sobre lo positivo y no deja verlo. Tal vez para eso sirva esto de hacer balance. Y para no poner demasiadas esperanzas en el futuro y aceptarlo como venga.

El año pasado lo acabé a la pata coja y parecía que así me iba a quedar. ¡Pues no!, este Fin de Año voy a bailar y saltar sin medida.

A finales de marzo creí que me había matado en un accidente. ¡Pues no! La idea duró un nanosegundo hasta que empezó a dolerme todo de tal forma que, inteligente como soy, deduje que seguía viva. Jodida, pero viva.

En los últimos cinco años he llevado en la mochila varias piedras que me han comido la salud, el tiempo y la economía, pero tres de ellas he podido soltarlas, aunque han dejado alguna secuela. Como dice el refrán, no hay mal que cien años dure, aunque hay momentos en que parece que va a ser eterno.

Con todos estos líos me parece increíble haber podido leer más que en los años anteriores.


Como me gustan los grafiquitos y las estadísticas, se me ha ocurrido hacer uno con los libros, y casi parece el gráfico general de estos años pasados. Quiero pensar que la tendencia continuará el año próximo en todos los aspectos de la vida.


En lo literario, tras doce años desde que El final del ave Fénix salió a la luz, siete de Las guerras de Elena y cuatro de Yo, que tanto te quiero, consideré que la trilogía había llegado a un punto muerto. Sin embargo, no ha hecho más que darme alegrías: nuevas reseñas, más opiniones en Amazon y Goodreads, vídeos que me han llegado al corazón como el de Pepita desde Bibliomercado de Murcia, y lo más increíble, la firma de un nuevo contrato con Random House para publicar las tres, nuevamente, en edición de bolsillo.


Si alguien se echó unas risas leyendo en Zenda las vicisitudes de estas novelas, en particular de El final del ave Fénix ―da para otra novela que tal vez algún día escriba―, entenderá mi asombro. ¿Qué será lo siguiente? Llevarlas al cine o la televisión, seguro. Se han abierto un hueco a fuerza de trabajo y de lectores generosos. ¡Gracias!

En Zenda empecé el año con el artículo Mujeres de Roma y me vacié en la serie de Historias de Editoriales con la que terminé. Once artículos en total. Me asombra cómo ha crecido la publicidad en cada artículo, una garantía de supervivencia de esta web literaria en la que muchos colaboramos por amor al arte.

La cuarta novela no he conseguido publicarla y la mantengo en la recámara, a la espera de noticias, y mientras tanto, Breverías me ha acercado a lectores de recorrido corto y me ha mantenido cerca de los de siempre. Un proyecto pequeñito hecho con cariño, diferente y que creo sorprenderá. De momento ha sorprendido demasiado.

Y para cariño el que puse en el cuento El deseo de Carlitos que se ha materializado este año. Lo escribí el año pasado, desde Mamás en Acción me pidieron que escribiera un cuento que reflejara nuestra labor y antes de irme de vacaciones dejé el primer borrador terminado. Se perfiló, corrigió y completó con unas ilustraciones preciosas de Pedrán Rodríguez. El proyecto se quedó atascado, no salía, y no salía. Con la ilusión que había puesto… Con lo que me cuesta escribir para niños… Con el bien que podía hacer… Pero, de nuevo, este año raruno revitalizó el proyecto y ahí está, a la espera de que llegue a muchos niños y a sus familias, aunque nada haya sido como pensaba. Al menos la oportunidad de leerlo en un colegio ante centenares de niños y ver sus caras de emoción ha sido una grandísima recompensa.

 


 

Ese día, junto con el que me dieron la V de los diez años como ya conté en la entrada anterior, ha sido de los más especiales del año.

En cuanto a la quinta novela, Constanza y Henry están algo enfadados conmigo. Desde mi accidente apenas se ven ni les pasan cosas. Se han dejado los platos a medias, el chat se ha cerrado de tanto esperar y me miran con muy mala cara. Mi único propósito, dado el éxito de años anteriores en este terreno y la de cosas que me han pasado que no entraban en mis planes, es retomar su historia y terminarla.

Seguir la rutina de trabajo diario, dar clases, terminar la novela y tener cerca a mis amigos y familia. Solo eso pido a 2020. Ah, y renovar esta web que se cae a pedazos y que por fin me he animado a encárgarsela a una profesional. Sencillo. ¿Lo lograré?

Así que, aunque como decía al principio, al mirar atrás veo mucha negrura, el sol ha brillado más de lo que pensaba.

Para 2020 con no empeorar me conformo. No quiero pedir, solo desear a todos vosotros que podáis ver la luz entre la negrura, que encontréis la felicidad dentro de vosotros, sea cual sea la circunstancia, y que hagáis felices a quienes os rodean.

FELIZ 2020

 

1 Comentario
  • Pingback:Marta Querol | Por fin
    Escrito a las 20:14h, 23 septiembre Responder

    […] cosas: el primero desde que cerré el blog en diciembre de 2019. El título de aquel lejano post es Menudo 2019. Poco imaginaba que el 2020 iba a ser mucho peor y no solo por el […]

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