Fátima, libros y sorpresas

Estas semanas me han pasado muchas cosas. Tantas que no he podido ni actualizar el blog. Ha sido una mezcla extraña de sentimientos, y no me siento capaz de separarlos. Unas me afectan a mí directamente, otras afectaban a una niña de ojos grandes y negros que me robó el corazón, pero todas ellas han sido intensas y gratificantes, aunque como todo en esta vida tuvieron su contrapunto triste aunque esperado.

Mirando a los ojos negros de Fátima viví uno de esos  momentos que te llenan de tal forma que querrías vivir siempre en él. Momento impagable; no, como los del anuncio de MasterCard no, impagable de verdad. Unos ojos risueños en medio del dolor, una mirada dulce, juguetona a veces, una mirada inquisitiva que no exigía respuestas aunque me obligó a preguntarme muchas cosas, y me enseñó eso que ya sabemos pero no queremos saber o tantas veces se nos olvida, que somos gente afortunada, mucho, y sin derecho a quejarnos, aunque para cada uno sus problemas son importantes y la vida le golpea de una forma diferente. Fátima no es consciente de nada de esto, ella solo ríe, o llora, o come, o jadea, y te agradece todo, feliz con muy poco; tan solo un gesto de cariño, unos ojos que le ríen y los suyos se iluminan y agrandan hasta llenarte por completo. La vida no ha sido justa con ella aunque aún no lo sepa y a pesar de todo ha tenido suerte. Si creyera en rollos de esos como los que cuenta «El Secreto» de Rhonda Byrne pensaría que todo lo que me ha pasado desde el viernes es por la magia de Fátima, pero no creo en esas cosas, aunque haberla conocido ha sido un regalo.

Quiero pensar que el esfuerzo de la pequeña por salir adelante se verá recompensado y  la vida, aunque no es justa, le devolverá un poquito de tanto  como se merece y ahora no tiene, tanto como a mí me ha regalado ella solo con mirarme a los ojos y sonreír.

Quiero pensar que ella también tendrá su recompensa, como a mí me ha llegado la mía mereciéndolo mucho menos. Puedo contar, y los que me siguen de cerca lo han visto, que «El final del ave Fénix» lleva dos meses en el Top 100 de Amazon, y en las últimas semanas no ha bajado del puesto 2 de la lista general y se mantiene en el #1 en las dos categorías en que está. Han sido cuatro años de trabajo (y no cuento los dos de escribir la novela), cuatro años de vivir muchas situaciones que curten y te hacen crecer, pero que no me habría importado nada ahorrármelas aunque tal vez gracias a ellas ahora este momento es más dulce si cabe, y cuatro años de no dejarse llevar por el desánimo. Mi amigo Carlos me apodó la Clamores porque según él siempre estoy dándome ánimos, pero con esos ánimos y con mucha gente animándome he llegado hasta aquí y espero llegar mucho más lejos.

La recompensa no ha sido llegar, que es circunstancial y temporal (Amazon es un yo-yo). Lo realmente importante es que gracias a todo ello he firmado con Ediciones B para publicar mis dos novelas, la ya conocida «El final del ave Fénix» y la inédita «Las guerras de Elena», tanto en digital como en papel. Será pronto. Y estoy feliz. Y alguien que me ha dejado hace poco, seguro que lo estará también. Un beso, Pepa, allá donde estés.

 

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