Eran días de merienda obligatoria y carreras por los pasillos. De inocencia y sueños en blanco y negro. Eran días no siempre fáciles, ni felices, pero precisamente aquel grito de guerra que tronaba desde el televisor me obligaba a gritar a pleno pulmón un «bieeeeeeeeeeen» que me devolvía la alegría, porque quien preguntaba «¡¿Cómo están ustedeeeeeeeeees?!» era un hombre de mirada limpia, risueña y bondadosa junto al que nada malo parecía posible que pasara. Los recuerdo en blanco y negro, aunque yo los sentía en colores, y fuera cual fuera...

Hace unos días tuve una reunión con amigas de toda la vida, de esas que siempre están ahí, y cuando llegué a casa solo pude sentarme al ordenador a escribir. Todos dormían, era muy tarde, pero no pude evitar sentarme a escribir. ¿Por qué? Porque cuando estoy tan inundada de sentimientos no puedo dormir sin vaciarme, mi mente bulle, mi corazón explota y necesito dejar salir esa fuerza por mis dedos. Vosotras sabéis quienes sois, así que no lo diré para preservar ese necesario anonimato, pero esto necesitaba escribirlo para...

La demagogia y la cortedad de miras están a la orden del día. Mucho he leído esta semana en cuanto a lo inapropiado de las celebraciones futboleras, por muy hito histórico que fuera, cuando España va a la deriva y además, precisamente en ese momento ardían las tierras valencianas con una virulencia pavorosa.  Pero no ha sido solo esta semana. Lo mismo pones una foto de una fiesta y te dicen que en Uganda la gente se muere de hambre; o se dicen cuatro tonterías y te hablan de desahucios, echándote...

Hará cosa de un año y medio escribía un artículo en mi columna semanal del periódico bajo el título de «La envidia». En los últimos tiempos me ha venido a la cabeza en innumerables ocasiones por razones distintas a las que entonces me lo inspiraron, pero el fondo es el mismo y no me resisto a ponerlo aunque no es en referencia a nada en particular sucedido esta semana. No vayamos a ponernos a investigar qué fue lo que pasó. Siempre se ha dicho que uno de los males endémicos de...

Estas semanas me han pasado muchas cosas. Tantas que no he podido ni actualizar el blog. Ha sido una mezcla extraña de sentimientos, y no me siento capaz de separarlos. Unas me afectan a mí directamente, otras afectaban a una niña de ojos grandes y negros que me robó el corazón, pero todas ellas han sido intensas y gratificantes, aunque como todo en esta vida tuvieron su contrapunto triste aunque esperado. Mirando a los ojos negros de Fátima viví uno de esos  momentos que te llenan de tal forma que querrías...

En esta vida a veces te topas con personas que se convierten en una cruz de tu Calvario, en los clavos con que tienes que vivir día a día a pesar del dolor que te provocan y que puede llegar a ser insoportable, incluso enfermizo. Creo que puedo contar a dos personas así en mi vida. No sé si son muchas o pocas, pero desde luego para mí fueron demasiadas y desaparecieron de mi entorno no hace tantos años. Cada uno en un ámbito distinto de mi vida llegó a producirme...

En esta semana y a cuenta de una pequeña anécdota me he llevado dos disgustos tontos. Por un lado he sido consciente de que los años no pasan en balde, y por otro de lo fácil que es estafar a la gente.Con la mejor voluntad del mundo y una inocencia pasmosa para la edad que ya tiene, mi hija me salió con que había encontrado en internet un remedio estupendo para las arrugas. Si, para esos surcos que te salen en la cara con el paso de los años y...

Se acaba el año y, con franqueza, si escribo lo que me pide el cuerpo os pringo a todos. Así que contendré mis impulsos e intentaré hacer un balance más o menos positivo. No soy amiga de airear temas personales, pero solo diré que no ha sido el mejor año de mi vida. Tampoco el peor, que a estas alturas ya he pasado mucho, pero sí lo suficientemente malo como para que permanezca en la memoria a pesar de lo que me gustaría olvidarlo. Por otro lado me ha ayudado a...

Con el artículo que incluyo más abajo me despedía de mi colaboración de casi cuatro años con el periódico valenciano Las Provincias. En él, además de dar las gracias sinceras tanto a los lectores como al propio periódico por lo mucho que he aprendido y disfrutado en estos años, dejaba claros los motivos para no continuar con ello. Y, por supuesto, los motivos no son ni la pereza ni la falta de ganas de escribir, aunque reconozco que la obligación semanal a veces me pesó y me supuso un esfuerzo...